martes, 7 de mayo de 2013

Cuando ser magistrado era la mayor dignidad


Recuerdo mis primeros años en la Facultad de Derecho, cuando llenos de juventud, los que asistíamos a las aulas soñábamos con ser grandes juristas. Era constante reiterar en broma que llegaríamos a ser magistrados de la Corte Constitucional. O al menos ese era mi sueño (antes de verme seducida por esta magia que es el Periodismo), pues significaba entonces la mayor dignidad a la que podía aspirar un estudioso del Derecho.

Pero cuando uno ve que la silla de nuevo magistrado de la Corte Constitucional la ocupará Alberto Rojas, un abogado cuestionado por presuntamente haberse quedado con el dinero de una millonaria indemnización que fue pagada a su cliente y que también “olvidó” incluir una abultada suma en su declaración de renta, entiende que ya no queda nada de la dignidad de ser magistrado de esta alta Corte.

Cuando se supone que ocupar tal magistratura significa el mayor reconocimiento a quien por su amplio bagaje jurídico merece estar allí, asistimos a una posesión de magistrado a puerta cerrada, que no duró más de cinco minutos, y en la que se prohibió la asistencia de los medios de comunicación. ¡Qué tristeza!, como si se tratara de algo oscuro y subrepticio.

Qué lejos estamos de aquellas épocas donde los magistrados eran respetados y honorables juristas, que solo estaban allí para impartir justicia, lejos de páginas sociales y cocteles políticos, y mucho más de titulares de prensa que cuestionaran su dignidad, como tristemente ocurre ahora con muchos.

Por supuesto que hoy hay muchos que están allí por su conocimiento y por merecimiento, pero la inclusión de magistrados-políticos, que poco a poco ha ido ocupando a las Altas Cortes, hace que tal dignidad vaya cayendo en la escala del respeto.

Muchos dicen que la última Corte que representó la verdadera dignidad de la magistratura fue la que murió calcinada bajo las infames llamas de la toma del Palacio de Justicia. Yo no lo creo tanto así, pues muchos maestros llegaron después a ocupar la magistratura. Pero parece que ya quedan pocos de esta especie y que nos acercamos a la extinción de la dignidad de ser magistrado de una Alta Corte de Justicia.

2 comentarios:

  1. Asi se abusa de la gente que tiene que dormir en las calles de Bucaramanga: http://www.youtube.com/channel/UCbf98IjtbfyRkmGg40HI97Q/videos

    Que tristeza la indolencia y la falta de respeto hacia los menos favorecidos, por favor divulgue esto usted que tiene la oportunidad de escribir en Vanguardia

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  2. Aquí en nuestro tribunal en especial la sala penal hay un magistrado que se caracteriza por su clientelismo, es desdeñable

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