“Los hijos son de las
mamás”
Y
parece que este dicho tan popular también les parece válido a
conciliadores y jueces de familia, que son los encargados de fijar cuotas
alimentarias a favor de los menores, cuando uno de los padres no está
cumpliendo con su obligación. Generalmente el incumplido es el padre.
Es una escena común ver a mamás con
sus hijos en brazos, buscando encontrar en estos centros de conciliación o
juzgados de familia el alivio a una situación desigual: son ellas quienes terminan
haciéndose cargo de los hijos y acuden a estos centros, para que se aplique la
ley y los padres asuman la responsabilidad que les corresponde.
Pero al llegar allí, el alegato es el
mismo: que no tienen trabajo, que solo ganan un mínimo, que hay más hijos,
mejor dicho, que es imposible responder porque no tienen cómo. Y la justicia, ante
esto, no tiene más remedio que fijar irrisorias cuotas de alimentos de 50 mil u
80 mil pesos o generosísimos montos que apenas sobrepasan los 100 mil pesos.
Eso más el compromiso de entregar dos mudas de ropa al año, que jamás se
entregan, y de asumir el 50% de la educación, que por supuesto menos se cumple.
Lo curioso de esto es que esas mamás
tampoco tienen trabajo, o si lo tienen también ganan un mínimo, y también
tienen más hijos y aun así logran conseguir “de dónde sea” para alimentar a sus
hijos, darles estudios, vestirlos y sacarlos adelante. La gran pregunta es ¿por
qué las mujeres sí son capaces de hacerse cargo de sus hijos y de asumir la
responsabilidad frente a su crianza mientras que muchos hombres no lo hacen?
¿Será que son más capaces de conseguir salarios mejores o más ingresos? No, lo
que pasa es que nos acostumbramos a que los padres sean irresponsables frente a
sus hijos y ni si quiera nos asombra que una mujer se “rompa el lomo” buscando
el sustento, mientras el hombre solo dice: “es que no tengo plata”…. Es que, al
fin y al cabo, “los hijos son de las mamás”.