jueves, 1 de noviembre de 2012

Los hijos son de las mamás


“Los hijos son de las mamás”

 
Hay un dicho popular según el cual “los hijos son de las mamás”.  La expresión hace referencia a que pase lo que pase, con papás presentes o ausentes, finalmente son las mamás quienes terminan haciéndose cargo de los hijos, atendiendo sus tareas, llevándolos al médico, pero sobre todo asumiendo la responsabilidad económica, que debería estar soportada en los hombros de dos: padre y madre.

Y  parece que este dicho tan popular también les parece válido a conciliadores y jueces de familia, que son los encargados de fijar cuotas alimentarias a favor de los menores, cuando uno de los padres no está cumpliendo con su obligación. Generalmente el incumplido es el padre.

Es una escena común ver a mamás con sus hijos en brazos, buscando encontrar en estos centros de conciliación o juzgados de familia el alivio a una situación desigual: son ellas quienes terminan haciéndose cargo de los hijos y acuden a estos centros, para que se aplique la ley y los padres asuman la responsabilidad que les corresponde.

Pero al llegar allí, el alegato es el mismo: que no tienen trabajo, que solo ganan un mínimo, que hay más hijos, mejor dicho, que es imposible responder porque no tienen cómo. Y la justicia, ante esto, no tiene más remedio que fijar irrisorias cuotas de alimentos de 50 mil u 80 mil pesos o generosísimos montos que apenas sobrepasan los 100 mil pesos. Eso más el compromiso de entregar dos mudas de ropa al año, que jamás se entregan, y de asumir el 50% de la educación, que por supuesto menos se cumple.

Lo curioso de esto es que esas mamás tampoco tienen trabajo, o si lo tienen también ganan un mínimo, y también tienen más hijos y aun así logran conseguir “de dónde sea” para alimentar a sus hijos, darles estudios, vestirlos y sacarlos adelante. La gran pregunta es ¿por qué las mujeres sí son capaces de hacerse cargo de sus hijos y de asumir la responsabilidad frente a su crianza mientras que muchos hombres no lo hacen? ¿Será que son más capaces de conseguir salarios mejores o más ingresos? No, lo que pasa es que nos acostumbramos a que los padres sean irresponsables frente a sus hijos y ni si quiera nos asombra que una mujer se “rompa el lomo” buscando el sustento, mientras el hombre solo dice: “es que no tengo plata”…. Es que, al fin y al cabo, “los hijos son de las mamás”. 

 

 

viernes, 7 de septiembre de 2012

¿A nadie más le indigna?


Parece que los santandereanos hubieramos perdido la capacidad de indignarnos. Que en algún momento de la historia, esa fuerza de revelarnos contra las injusticias, que llevó a todo un país a la libertad, se hubiera diluido y, en su reemplazo, se hubiera gestado una raza que ve pasar por el frente los desmanes de la administración y no reacciona.

O al menos eso pareciera cuando en la ciudad ocurren cosas tan absurdas como nombrar de Subdirector Financiero de la Dirección de Tránsito de Bucaramanga a una persona contra quien cursan más de 10 procesos en contra de toda índole y, del Alcalde para abajo, a nadie parece indignarle.

No se entiende cómo se sostiene en el cargo, en una entidad que debe responder por uno de los problemas más críticos de la ciudad y que está acéfala por la terquedad del Alcalde, a una persona que tiene todas esas investigaciones, precisamente por el presunto manejo irregular de dineros que hizo cuando se desempeñó como Director Financiero de las Unidades Tecnológicas de Santander.

Pero no se sabe que indigna más, que Milton Omar Puentes, así se llama el personaje, se presente a este cargo sin sonrojarse o que su nominador, el Director de Tránsito (e), Milciades Flórez, diga que lo nombró, porque cumple con todos los requisitos y no tiene ningún antecedente ni disciplinario ni fiscal. “Presentó una buena hoja de vida”, afirmó Milciades con vehemencia. ¡Valiente concepto de buena hoja de vida! Habría que preguntarles a los gurúes de la administración en qué concepto de buena hoja de vida encaja esta, para tratar de entender al doctor Milciades.

Indigna también la actitud desinteresada del alcalde Bohórquez, quien argumentando la autonomía que tiene cada entidad para nominar, prefiere “reservarse su opinión”. No, Alcalde. No le están pidiendo que opine sobre un nombramiento en Puerto Triunfo. Es su administración la que está en entredicho, por culpa de su permisividad. Ya se la jugó por la Directora de Tránsito, que tuvo que salir por sus investigaciones. No entendemos, o al menos yo, por qué insiste en hacer estas apuestas que tienen un costo político tan grande.

Pero parece que aparte de mí, de algunos concejales y de Transparencia por Santander, a nadie más le indignan estos nombramientos.

Debe ser que ya muy poco queda de la historia en las venas de los santandereanos.