Parece que los santandereanos hubieramos perdido la capacidad
de indignarnos. Que en algún momento de la historia, esa fuerza de revelarnos
contra las injusticias, que llevó a todo un país a la libertad, se hubiera
diluido y, en su reemplazo, se hubiera gestado una raza que ve pasar por el
frente los desmanes de la administración y no reacciona.
O al menos eso pareciera cuando en la ciudad ocurren cosas
tan absurdas como nombrar de Subdirector Financiero de la Dirección de Tránsito
de Bucaramanga a una persona contra quien cursan más de 10 procesos en contra de
toda índole y, del Alcalde para abajo, a nadie parece indignarle.
No se entiende cómo se sostiene en el cargo, en una entidad
que debe responder por uno de los problemas más críticos de la ciudad y que
está acéfala por la terquedad del Alcalde, a una persona que tiene todas esas
investigaciones, precisamente por el presunto manejo irregular de dineros que
hizo cuando se desempeñó como Director Financiero de las Unidades Tecnológicas
de Santander.
Pero no se sabe que indigna más, que Milton Omar Puentes,
así se llama el personaje, se presente a este cargo sin sonrojarse o que su
nominador, el Director de Tránsito (e), Milciades Flórez, diga que lo nombró,
porque cumple con todos los requisitos y no tiene ningún antecedente ni
disciplinario ni fiscal. “Presentó una buena hoja de vida”, afirmó Milciades
con vehemencia. ¡Valiente concepto de buena hoja de vida! Habría que
preguntarles a los gurúes de la administración en qué concepto de buena hoja de
vida encaja esta, para tratar de entender al doctor Milciades.
Indigna también la actitud desinteresada del alcalde
Bohórquez, quien argumentando la autonomía que tiene cada entidad para nominar,
prefiere “reservarse su opinión”. No, Alcalde. No le están pidiendo que opine sobre
un nombramiento en Puerto Triunfo. Es su administración la que está en entredicho,
por culpa de su permisividad. Ya se la jugó por la Directora de Tránsito, que
tuvo que salir por sus investigaciones. No entendemos, o al menos yo, por qué
insiste en hacer estas apuestas que tienen un costo político tan grande.
Pero parece que aparte de mí, de algunos concejales y de
Transparencia por Santander, a nadie más le indignan estos nombramientos.
Debe ser que ya muy poco queda de la historia en las venas
de los santandereanos.
Diana y donde dejas al ex-rector de la UIS? Un aliado de las paramilitares que les colaboraba dandoles los datos de estudiantes y personal de la UIS para que los paras se encargaran de ellos. Y lo peor es que el descarado vuelve y se postula a la rectoría. O que me dice del neuvo rector de la UDES, un paisa recomendado por Jose Obdulio Gaviria. Al final lo de bravos santandereanos se quedo solo en el papel
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